Puntos de encuentro y de esperanza: Talleres de diálogo Nansen

¿Cómo aprender a dialogar en tiempos donde se siente que hay mucha desconfianza? Un total de 80 personas respondieron a la invitación para una nueva jornada de talleres de diálogo, organizadas en Chile por el Centro Nansen para la Paz y el Diálogo
  Área:
INACAP
Sede:
Todas las Sedes

¿Cómo aprender a dialogar en tiempos donde se siente que hay mucha desconfianza? Un total de 80 personas respondieron a la invitación para una nueva jornada de talleres de diálogo, organizadas en Chile por el Centro Nansen para la Paz y el Diálogo. Estos talleres se realizaron durante dos días en Santiago, el 29 y 30 de mayo, en colaboración con Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), INACAP, la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) y el Ministerio de Educación (MINEDUC). Los talleres Nansen tienen dos objetivos pedagógicos: conocer herramientas de diálogo y ser un espacio seguro para dialogar, donde se comparten algunos elementos teóricos y se practica lo aprendido. 

“Para transformar problemas sociales complejos, hay tres preguntas que pueden ser de utilidad: ¿Cuál es el cambio que quieres ver? ¿Quiénes deben estar en la conversación para que ese cambio suceda? ¿Qué puedes hacer tú para hacer posible esa conversación? Este taller es una forma de aprender algunas de esas habilidades”, dice Alfredo Zamudio, director de la misión en Chile del Centro Nansen.

Diversidad y ambiente seguro

Los talleres son un punto de encuentro y de aprendizaje, entre personas de distintas trayectorias, edades y experiencias. El taller no es un lugar para buscar acuerdos, sino para aprender a cómo crear espacios seguros y escuchar a otras personas.

Flavia Fiabane, jefa de la División de Educación General del MINEDUC, reflexiona sobre el propósito del diálogo: “Yo destaco del taller lo bien preparado que está, el foco en el para qué y por qué hacemos las cosas, y no solo en el instrumento. La capacidad de crear ambientes seguros y protectores. Fue una buena experiencia porque pudimos hablar del mundo, de nuestro país, de nosotros, de nuestro trabajo, de nuestra vida. Pocas veces podemos hablar y pensar que el diálogo es un instrumento de búsqueda de bienestar para todos y todas”.

Nicolás Gálvez, subteniente de Carabineros de Chile, lo resume así: “Mi experiencia en este taller ha sido muy grata. La diversidad de personas, tanto en edad como en sus ocupaciones, hizo muy enriquecedor poder compartir experiencias. Este taller tiene gran relevancia para mi trabajo, ya que todos los días me enfrento a conflictos diversos que las personas esperan que un carabinero ayude a solucionar, o al menos, acompañe como ministro de fe. Espero que más carabineros puedan asistir a este taller, que entrega muchas herramientas y habilidades fundamentales para el diálogo”

El espacio seguro hizo posible compartir experiencias sin temor al juicio. Marcelo Gutiérrez, de la Facultad de Artes de la PUC, relata: “Algo que destaco del taller es el ambiente cuidado y contenido que se generó. Sin grandes pretensiones, se logra un nivel de profundidad y conexión muy enriquecedor para todas y todos los participantes. Mi experiencia ha sido esclarecedora, me permitió conectarme con un espacio al que no estoy tan acostumbrado. A veces me cuesta mostrarme, pero en este espacio cuidado he podido abrirme y despojarme del juicio. Ha sido una gran experiencia”.
 

Una pausa valiosa

En una sociedad que valora la productividad, estos talleres proponen una pausa para la reflexión y el autoconocimiento.

Marcela Friz, trabajadora social, señala: “He vivido una experiencia maravillosa con compañeros y compañeras que estuvieron dispuestos a escuchar, a prestar atención al otro, y a adquirir herramientas que nos permitan desenvolvernos mejor en distintos espacios. Ojalá muchas más personas puedan vivir esta experiencia. Es una pausa valiosa en medio de la rutina que nos permite mirarnos, preguntarnos qué tan dialogantes somos, cuál es nuestra posición a la hora de enfrentar conflictos y cómo podemos aplicar estas herramientas en nuestros contextos”.

Florencia Morales, antropóloga y profesional de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la PUC, enfatiza el cambio de perspectiva: “La actividad que tuvimos fue realmente transformadora, un cambio de perspectiva para todos los participantes. Creo que veníamos con una idea de lo que es el diálogo y la transformación de conflictos, y nos vamos con muchos más elementos para trabajar cada uno en nuestras áreas. Creo que eso es muy esperanzador”.
 

Estos aprendizajes pueden generar impactos positivos a nuevas generaciones. Víctor Escobar, director de la Escuela de Informática de la UTEM, comenta: “Fue una experiencia maravillosa conocer muchas personas de diferentes áreas profesionales y que teníamos un objetivo en común: generar un bienestar social. Fueron unos días muy fructíferos para todos. Es una gran experiencia de la que voy a sacar partido tanto a nivel profesional como en mis clases con los estudiantes que tengo. Ellos también tienen algunos conflictos que resolver en sus grupos de trabajo”.

Una cultura de diálogo es posible

Con el apoyo del gobierno de Noruega, el Centro Nansen ha realizado más de 150 talleres de diálogo en todo el país, con la participación de más de 2.500 personas. Este gran esfuerzo ha sido posible gracias a la colaboración con 18 universidades, además de instituciones públicas y privadas, que han sido anfitrionas de estos talleres gratuitos. 

“Después de seis años en Chile, nuestro trabajo actual está llegando a su fin”, dice Alfredo Zamudio. “Los caminos hacia un futuro compartido se nutren del diálogo y aunque se entorpecen con la desconfianza, hemos visto que hay muchas instituciones y miles de personas que desean ser parte de una cultura de diálogo. Por eso, somos realistas y optimistas por el futuro del país”, concluye el director del Centro Nansen.

¿Cómo aprender a dialogar en tiempos donde se siente que hay mucha desconfianza? Un total de 80 personas respondieron a la invitación para una nueva jornada de talleres de diálogo, organizadas en Chile por el Centro Nansen para la Paz y el Diálogo. Estos talleres se realizaron durante dos días en Santiago, el 29 y 30 de mayo, en colaboración con Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), INACAP, la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) y el Ministerio de Educación (MINEDUC). Los talleres Nansen tienen dos objetivos pedagógicos: conocer herramientas de diálogo y ser un espacio seguro para dialogar, donde se comparten algunos elementos teóricos y se practica lo aprendido. 

“Para transformar problemas sociales complejos, hay tres preguntas que pueden ser de utilidad: ¿Cuál es el cambio que quieres ver? ¿Quiénes deben estar en la conversación para que ese cambio suceda? ¿Qué puedes hacer tú para hacer posible esa conversación? Este taller es una forma de aprender algunas de esas habilidades”, dice Alfredo Zamudio, director de la misión en Chile del Centro Nansen.

Diversidad y ambiente seguro

Los talleres son un punto de encuentro y de aprendizaje, entre personas de distintas trayectorias, edades y experiencias. El taller no es un lugar para buscar acuerdos, sino para aprender a cómo crear espacios seguros y escuchar a otras personas.

Flavia Fiabane, jefa de la División de Educación General del MINEDUC, reflexiona sobre el propósito del diálogo: “Yo destaco del taller lo bien preparado que está, el foco en el para qué y por qué hacemos las cosas, y no solo en el instrumento. La capacidad de crear ambientes seguros y protectores. Fue una buena experiencia porque pudimos hablar del mundo, de nuestro país, de nosotros, de nuestro trabajo, de nuestra vida. Pocas veces podemos hablar y pensar que el diálogo es un instrumento de búsqueda de bienestar para todos y todas”.

Nicolás Gálvez, subteniente de Carabineros de Chile, lo resume así: “Mi experiencia en este taller ha sido muy grata. La diversidad de personas, tanto en edad como en sus ocupaciones, hizo muy enriquecedor poder compartir experiencias. Este taller tiene gran relevancia para mi trabajo, ya que todos los días me enfrento a conflictos diversos que las personas esperan que un carabinero ayude a solucionar, o al menos, acompañe como ministro de fe. Espero que más carabineros puedan asistir a este taller, que entrega muchas herramientas y habilidades fundamentales para el diálogo”

El espacio seguro hizo posible compartir experiencias sin temor al juicio. Marcelo Gutiérrez, de la Facultad de Artes de la PUC, relata: “Algo que destaco del taller es el ambiente cuidado y contenido que se generó. Sin grandes pretensiones, se logra un nivel de profundidad y conexión muy enriquecedor para todas y todos los participantes. Mi experiencia ha sido esclarecedora, me permitió conectarme con un espacio al que no estoy tan acostumbrado. A veces me cuesta mostrarme, pero en este espacio cuidado he podido abrirme y despojarme del juicio. Ha sido una gran experiencia”.
 

Una pausa valiosa

En una sociedad que valora la productividad, estos talleres proponen una pausa para la reflexión y el autoconocimiento.

Marcela Friz, trabajadora social, señala: “He vivido una experiencia maravillosa con compañeros y compañeras que estuvieron dispuestos a escuchar, a prestar atención al otro, y a adquirir herramientas que nos permitan desenvolvernos mejor en distintos espacios. Ojalá muchas más personas puedan vivir esta experiencia. Es una pausa valiosa en medio de la rutina que nos permite mirarnos, preguntarnos qué tan dialogantes somos, cuál es nuestra posición a la hora de enfrentar conflictos y cómo podemos aplicar estas herramientas en nuestros contextos”.

Florencia Morales, antropóloga y profesional de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la PUC, enfatiza el cambio de perspectiva: “La actividad que tuvimos fue realmente transformadora, un cambio de perspectiva para todos los participantes. Creo que veníamos con una idea de lo que es el diálogo y la transformación de conflictos, y nos vamos con muchos más elementos para trabajar cada uno en nuestras áreas. Creo que eso es muy esperanzador”.
 

Estos aprendizajes pueden generar impactos positivos a nuevas generaciones. Víctor Escobar, director de la Escuela de Informática de la UTEM, comenta: “Fue una experiencia maravillosa conocer muchas personas de diferentes áreas profesionales y que teníamos un objetivo en común: generar un bienestar social. Fueron unos días muy fructíferos para todos. Es una gran experiencia de la que voy a sacar partido tanto a nivel profesional como en mis clases con los estudiantes que tengo. Ellos también tienen algunos conflictos que resolver en sus grupos de trabajo”.

Una cultura de diálogo es posible

Con el apoyo del gobierno de Noruega, el Centro Nansen ha realizado más de 150 talleres de diálogo en todo el país, con la participación de más de 2.500 personas. Este gran esfuerzo ha sido posible gracias a la colaboración con 18 universidades, además de instituciones públicas y privadas, que han sido anfitrionas de estos talleres gratuitos. 

“Después de seis años en Chile, nuestro trabajo actual está llegando a su fin”, dice Alfredo Zamudio. “Los caminos hacia un futuro compartido se nutren del diálogo y aunque se entorpecen con la desconfianza, hemos visto que hay muchas instituciones y miles de personas que desean ser parte de una cultura de diálogo. Por eso, somos realistas y optimistas por el futuro del país”, concluye el director del Centro Nansen.